Hoy, me dedico a hablar sobre ese pasado que no soltamos, ese pasado que nos acompaña y que poco a poco se vuelve una identificación de quiénes somos y lo que somos.
Hablar sobre el pasado suele ser en algunos casos algo muy sanador, algo que nos brinda paz, que nos ayuda a soltar. Pero, y aquí es cuando se pone aguda la situación, ¿Qué pasa cuando vivimos completamente en ese pasado?, es decir, ¿qué pasa cuando somos ese pasado y nos negamos la posibilidad de vivir en el presente?
Es sencillo, creamos un futuro desde las mismas experiencias.
Tan fácil como ello, ¿cierto? Ahora, me pregunto, nos pregunto, ¿qué es lo que hace que no soltemos ese pasado, que nos aferremos a él con tal fuerza que no conozcamos otra manera de vivir?
Y lo pregunto, porque en muchas ocasiones he vivido esa situación, y últimamente ronda en mi cabeza y por mis sentimientos, situaciones que me son difíciles de soltar o de resignificar. Las personas tenemos la tendencia (aprendida, en el mayor de los casos) de buscar respuestas a preguntas que comienzan siempre con y por qué pasó esto..., por qué lo tuve que vivir..., qué hice para merecer..., y no encontramos respuesta con facilidad, o la que encontramos no nos satisface y por eso seguimos rondando y sosteniendo la situación en una completa insatisfacción, que no suma sino que resta.
Vivir de los recuerdos, vivir de las historias, de los dolores, de la situaciones que nos marcaron y dejaron un antes y un después, suele ser muchas veces algo cómodo. Y si...muy cómodo. Pero algunos se preguntarán, ¿qué comodidad puede traer vivir desde la molestia o desde el mal-estar? Pues lo tiene TODO, dado que es un espacio que genera seguridad y que brinda algo conocido.
Movernos de esa zona "cómoda" implica comenzar a trabajar sobre los recursos con los que contamos para encontrar la manera de actuar, pensar y sentir diferente. Para re-significar la manera en la que procesamos la información y así mismo la codificamos en nuestro sistema de creencias. Lo que antes era posiblemente una respuesta desde una emocionalidad negativa, pesimista y/o dramática, puede convertirse actualmente en una respuesta más pro-activa y positiva.
Entonces, teniendo en cuenta que la única manera de hacer algo es hacerlo, y la única manera de no hacerlo es quedarnos en el intento, hablemos sobre algunas tácticas a tener en cuenta, cuando se nos haga difícil "salir de la caja" o soltar ese pasado del eterno presente.
Lo primero que podemos hacer es identificar lo que nos está pasando, ver qué es lo que nos está ocurriendo, a nivel de las emociones y de los pensamientos que constantemente sostenemos. No está mal sentir enojo, rabia, tristeza o nostalgia, todas estas emociones son positivas porque hacen parte de nosotros, porque son la manera de expresar nuestra humanidad, vulnerabilidad y aquello que nos moviliza. El problema radica en quedarnos mucho tiempo en una emoción y no soltarla. Por eso es importante, que la observes, que la sientas, la mires a los ojos sin miedo y la reconozcas, porque aquello que niegas de ti más va a persistir, aquello que rechazas en ti más va a aparecer en futuras situaciones (y lo decía Jung). Por lo tanto, acepta ese senti-pensar, respétalo y comienza a hablarle. Pregúntale qué quiere decirte, y pídele que te muestre qué es lo que requiere de ti en esa situación puntual. Una vez tengas un poco más de conocimiento puedes comenzar a darle forma a la situación y puedes sentirte más cómod@ y en control, eso te generará una sensación de bien-estar, de empoderamiento y de recuperación de tu fuerza vital.
Lo segundo que puedes hacer más allá de re-conocerte en esa situación, y
volverte un ser activo y no pasivo de la misma, es aceptar lo que pasó. No reniegues, no te quejes, por más que duela y no comprendas, YA PASÓ, y sobre ello no podrás hacer nada. Muchas personas y sabios dicen que no tenemos control sobre lo que pasa con los demás y con las situaciones, pero si tenemos control en la forma en como nosotros reaccionamos a ello. Por eso es que te digo que aceptes. Si no aceptas estarás en la eterna "queja" de lo que no pudo ser o de lo que pudo hacer sido, y bajo esas dos premisas seguirás construyendo situaciones que te reflejen lo mismo. Acepta y date el espacio que necesites para mirar tu papel en todo esto, sin culpas propias o ajenas.
Tercero es comenzar a buscar soluciones. Me detengo un poco en este punto. Buscar soluciones no es algo sencillo de encontrar si estamos completamente sumergidos en nuestra emocionalidad, pues el drama de la misma no nos brindará la posibilidad de ver más allá de lo que nuestro senti-pensar nos permita. Buscar soluciones es ver si en tus manos está hacer algo en ese momento frente a lo que acaba de pasar o frente a lo que pasó. Buscar soluciones es ver objetivamente, des-emoción-alizando todo para ser claro y preciso en qué camino quieres tomar, no el que "debas" tomar, sino el que sientes que es más adecuado para ti, recuerda que tu experiencia siempre es personal y por ende el camino también.
Y cuarto y último, escribe una lista de todo aquello que no pudiste hacer por lo que sucedió y de todo aquello que quieres hacer y "crees que no puedes" por no salir de ese eterno pasado-presente. ¿Por qué te digo que hagas esa lista? Porque es una manera de ponerte en perspectiva en todo lo que te estás perdiendo por vivir, conocer, amar, latir y accionar en tu vida por tener miedo a cambiar y darte cuenta de que eres tú el único protagonista que escribe y dirige la película de tu vida. Una vez que tengas la lista o las listas hechas, escribe en frente, qué podrías hacer hacer al respecto y qué crees que no puedes hacer al respecto. Esto te ayudará a ver realmente y sin sobredimensionar las cosas, aquello que si está en tus manos y aquello de lo cual necesitarás ayuda, y obvio, aquello que no podrás hacer por principio de realidad, y eso no está mal, pues nos aterriza y nos ancla al momento presente, que es lo único que tenemos y es lo más importante, pues LA VIDA ES AHORA, NO ANTES, NI DESPUÉS.
Para finalizar, creo que lo más importante es que no te aísles ni te alejes de aquellos que amas. No estás solo, no eres un hongo en la mitad del bosque, y por más que lo fueses, hay otras plantas, animales y seres vivos que estarán más que dichosos en poder acompañarte en este mágico viaje que se llama vivir. Yo soy una de ellos...si quieres y te lo permites, siempre es tu decisión, es tu vida y es tu camino.
Hablar sobre el pasado suele ser en algunos casos algo muy sanador, algo que nos brinda paz, que nos ayuda a soltar. Pero, y aquí es cuando se pone aguda la situación, ¿Qué pasa cuando vivimos completamente en ese pasado?, es decir, ¿qué pasa cuando somos ese pasado y nos negamos la posibilidad de vivir en el presente?
Es sencillo, creamos un futuro desde las mismas experiencias.
Tan fácil como ello, ¿cierto? Ahora, me pregunto, nos pregunto, ¿qué es lo que hace que no soltemos ese pasado, que nos aferremos a él con tal fuerza que no conozcamos otra manera de vivir?
Y lo pregunto, porque en muchas ocasiones he vivido esa situación, y últimamente ronda en mi cabeza y por mis sentimientos, situaciones que me son difíciles de soltar o de resignificar. Las personas tenemos la tendencia (aprendida, en el mayor de los casos) de buscar respuestas a preguntas que comienzan siempre con y por qué pasó esto..., por qué lo tuve que vivir..., qué hice para merecer..., y no encontramos respuesta con facilidad, o la que encontramos no nos satisface y por eso seguimos rondando y sosteniendo la situación en una completa insatisfacción, que no suma sino que resta.
Vivir de los recuerdos, vivir de las historias, de los dolores, de la situaciones que nos marcaron y dejaron un antes y un después, suele ser muchas veces algo cómodo. Y si...muy cómodo. Pero algunos se preguntarán, ¿qué comodidad puede traer vivir desde la molestia o desde el mal-estar? Pues lo tiene TODO, dado que es un espacio que genera seguridad y que brinda algo conocido.
Movernos de esa zona "cómoda" implica comenzar a trabajar sobre los recursos con los que contamos para encontrar la manera de actuar, pensar y sentir diferente. Para re-significar la manera en la que procesamos la información y así mismo la codificamos en nuestro sistema de creencias. Lo que antes era posiblemente una respuesta desde una emocionalidad negativa, pesimista y/o dramática, puede convertirse actualmente en una respuesta más pro-activa y positiva.
Entonces, teniendo en cuenta que la única manera de hacer algo es hacerlo, y la única manera de no hacerlo es quedarnos en el intento, hablemos sobre algunas tácticas a tener en cuenta, cuando se nos haga difícil "salir de la caja" o soltar ese pasado del eterno presente.
Lo primero que podemos hacer es identificar lo que nos está pasando, ver qué es lo que nos está ocurriendo, a nivel de las emociones y de los pensamientos que constantemente sostenemos. No está mal sentir enojo, rabia, tristeza o nostalgia, todas estas emociones son positivas porque hacen parte de nosotros, porque son la manera de expresar nuestra humanidad, vulnerabilidad y aquello que nos moviliza. El problema radica en quedarnos mucho tiempo en una emoción y no soltarla. Por eso es importante, que la observes, que la sientas, la mires a los ojos sin miedo y la reconozcas, porque aquello que niegas de ti más va a persistir, aquello que rechazas en ti más va a aparecer en futuras situaciones (y lo decía Jung). Por lo tanto, acepta ese senti-pensar, respétalo y comienza a hablarle. Pregúntale qué quiere decirte, y pídele que te muestre qué es lo que requiere de ti en esa situación puntual. Una vez tengas un poco más de conocimiento puedes comenzar a darle forma a la situación y puedes sentirte más cómod@ y en control, eso te generará una sensación de bien-estar, de empoderamiento y de recuperación de tu fuerza vital.
Lo segundo que puedes hacer más allá de re-conocerte en esa situación, y
volverte un ser activo y no pasivo de la misma, es aceptar lo que pasó. No reniegues, no te quejes, por más que duela y no comprendas, YA PASÓ, y sobre ello no podrás hacer nada. Muchas personas y sabios dicen que no tenemos control sobre lo que pasa con los demás y con las situaciones, pero si tenemos control en la forma en como nosotros reaccionamos a ello. Por eso es que te digo que aceptes. Si no aceptas estarás en la eterna "queja" de lo que no pudo ser o de lo que pudo hacer sido, y bajo esas dos premisas seguirás construyendo situaciones que te reflejen lo mismo. Acepta y date el espacio que necesites para mirar tu papel en todo esto, sin culpas propias o ajenas.
Tercero es comenzar a buscar soluciones. Me detengo un poco en este punto. Buscar soluciones no es algo sencillo de encontrar si estamos completamente sumergidos en nuestra emocionalidad, pues el drama de la misma no nos brindará la posibilidad de ver más allá de lo que nuestro senti-pensar nos permita. Buscar soluciones es ver si en tus manos está hacer algo en ese momento frente a lo que acaba de pasar o frente a lo que pasó. Buscar soluciones es ver objetivamente, des-emoción-alizando todo para ser claro y preciso en qué camino quieres tomar, no el que "debas" tomar, sino el que sientes que es más adecuado para ti, recuerda que tu experiencia siempre es personal y por ende el camino también.
Y cuarto y último, escribe una lista de todo aquello que no pudiste hacer por lo que sucedió y de todo aquello que quieres hacer y "crees que no puedes" por no salir de ese eterno pasado-presente. ¿Por qué te digo que hagas esa lista? Porque es una manera de ponerte en perspectiva en todo lo que te estás perdiendo por vivir, conocer, amar, latir y accionar en tu vida por tener miedo a cambiar y darte cuenta de que eres tú el único protagonista que escribe y dirige la película de tu vida. Una vez que tengas la lista o las listas hechas, escribe en frente, qué podrías hacer hacer al respecto y qué crees que no puedes hacer al respecto. Esto te ayudará a ver realmente y sin sobredimensionar las cosas, aquello que si está en tus manos y aquello de lo cual necesitarás ayuda, y obvio, aquello que no podrás hacer por principio de realidad, y eso no está mal, pues nos aterriza y nos ancla al momento presente, que es lo único que tenemos y es lo más importante, pues LA VIDA ES AHORA, NO ANTES, NI DESPUÉS.
Para finalizar, creo que lo más importante es que no te aísles ni te alejes de aquellos que amas. No estás solo, no eres un hongo en la mitad del bosque, y por más que lo fueses, hay otras plantas, animales y seres vivos que estarán más que dichosos en poder acompañarte en este mágico viaje que se llama vivir. Yo soy una de ellos...si quieres y te lo permites, siempre es tu decisión, es tu vida y es tu camino.
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