jueves, 10 de mayo de 2012

Las palabras...verdades, mentiras, realidades...

Primeros pinitos en este universo de letras...

Nos acostumbramos a lo largo de nuestra vida a hablar, hablar y hablar...nacemos hablando, no se si literalmente, pero los primeros sonidos que emitimos son maneras de comunicarnos, a veces no muy claras para los adultos que nos reciben en este mundo por primera vez, pero es nuestra iniciación hacia un mundo de contacto con los otros, un universo inmenso de diferentes significados y múltiples interpretaciones.

Tratar de entablar un di-álogo con un otro no es cosa sencilla, o bueno, no siempre lo es (para no generalizar y no utilizar más la expresión...). Desde niños tenemos la posibilidad de crear nuestra realidad según los momentos que vamos viviendo, las circunstancias que vamos atravesando y como si fuera poco, las palabras que vamos escuchando de los adultos que nos rodean.

Si de pequeños nos enseñaran que la palabra, más allá de ser un elemento o medio de comunicación, es el elemento base creador de nuestra realidad, aprenderíamos el significado sagrado que tiene cada una de ellas, y así mismo tendríamos especial cuidado en el uso que le diéramos a cada una en nuestro discurso, en la forma de pronunciarlas, de entonarlas, de expresarlas y en la carga emocional que le dedicásemos, ya que, no importa si las verbalizamos o sólo quedan en nuestra mente, la palabra como tal ya solo con el hecho de registrarla dentro de nosotros se manifiesta creando lo que sea que queramos emitir en el mensaje, por lo que es absolutamente necesario estar presentes en cada momento que nos expresamos con los demás y principalmente con nosotros mismos, pues somos los responsables de nuestro propio mundo, de su creación, de sus vivencias, de todo lo bueno, lo malo, lo feo o lo bonito que se presente en él.

 

Lo real de las realidades...

Hablar de realidad en un mundo donde hoy en día, lo real pasa a ser figurativo y viceversa, puede entretejer múltiples connotaciones, puede abarcar un sinnúmero de contextos donde ninguno de ellos pasa a ser más relevante que el otro siendo sólo eso, contextos.

La realidad viene a ser interpretada desde hace muchos años como todo aquello que vivenciamos cotidianamente, todo lo que podemos ver, tocar, oler, degustar, sentir, palpar, eso es real, pues es tangible ante nuestros sentidos, es registrado por nuestra mente en el transcurrir de los segundos, minutos, horas, días, meses, años...pero, qué es lo verdaderamente real?, es decir, a qué le podemos llamar realidad si cada persona vive, siente y piensa según su propio transcurrir? Teniendo en cuenta esto, no hay una realidad, hay realidades, muchas, varias, todas distintas, ninguna similar, pues al ser individuos, cada uno en su individualidad es auténtico, único e irrepetible, por ende, así mismo lo será su realidad. En este sentido, me pregunto, más allá de lo percibido por cada uno de nuestros sentidos, de lo vivenciado en nuestra cotidianidad, no existen momentos que se escapan a la sutil comprensión de nuestra mente?, por casualidad, no has vivido o no has tenido situaciones que superan la lógica con la que has crecido a lo largo de los años, ese pensamiento lineal y estructurado que le da sentido a cada experiencia basada en la razón?...bueno, esos momentos son también reales, incluso mucho más que los percibidos con los sentidos, pues son momentos vividos con el alma, con el espíritu, con esa parte tuya que es inmutable y que realmente es la que trasciende y prevalece a lo largo del "tiempo" (que es otro tema para otra larga...discusión...).

La realidad es algo tan permeable y tan susceptible de confundirse de manera individual como colectiva, ya que si la realidad es algo personal, al interactuar o al estar en común-unidad nos vemos inmiscuidos en la realidad del otro, hacemos parte de su mundo (más sin embargo, NO SOMOS SU MUNDO!!!!) y por tal motivo podemos si no tenemos bien claro lo que es real para nosotros, perdernos en ella, en sus visiones, en sus momentos, en lo bueno o lo malo...en cada una de sus palabras, de sus sentimientos y hasta de sus pensamientos.


Acercarse a la visión del otro y al mundo del otro no es malo, no hay que confundirse con eso, todo lo contrario, es algo constructivo, enriquecedor, algo que nos muestra diferentes puntos de vista (como leí en un artículo de Virginia Gawel), y a partir de allí tomar lo que mejor nos corresponda, lo que se acerque más a nuestra propia visión, lo que la enriquezca y la haga más luminosa, más sana, más nuestra.

Verdades o mentiras...

Teniendo en cuenta que las palabras crean nuestra realidad, es decir, que todo aquello que decimos o pensamos, es el cimiento para vivir en el mundo que queremos, vale la pena rescatar un tema bastante importante en la forma que tenemos de expresarnos y comunicarnos, las verdades o las mentiras. Mi discurso, o más bien lo que yo digo, es mío, es algo propio, pues sale de mi interior hacia afuera, hacia el mundo, por tanto, es energía que emano hacia el exterior, no es lo mismo decir una frase X en un estado de ánimo apacible que esa misma frase en un estado de ánimo algo alterado, la connotación será diferente y la emoción que la acompañe también.

Es por esto, que uno de los grandes problemas que tenemos las personas en la comunicación es la interpretación de la misma. Lo que para mi es cierto para el otro puede ser falso y viceversa. Todo hace parte, nuevamente de la realidad de cada uno y del sentido que le queramos otorgar a esa situación. Hay una frase muy común, no se quién es el autor, pero a mi me encanta, porque creo que es aplicable a cualquier circunstancia de la vida: "uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras". Para mi esta frase resume básicamente gran parte del contenido que trato de plasmar en estas cortas frases. En lo personal, hay momentos en los que la recuerdo y la aplico por más que haya un volcán dentro mío a punto de hacer erupción, y hay momentos en los que por más que la tenga presente, la carga emocional precedente a ese estallido es tan fuerte que mi propia verdad (a pesar de ser mía) puede ser considerada mentiras por parte del otro, y no es que esté bien o esté mal, es simplemente que hay realidades diferentes, respetables o más que la propia, pero al fin y al cabo realidades.

Son falsas o ciertas?, bueno eso depende del otro, de su interpretación y de su emoción, nada es condenable, pienso yo, estaremos de acuerdo algunas veces y otras no, pero quién soy yo para juzgar, sentenciar o dictaminar lo que está bien o lo que está mal según mi punto de vista?, estaría posteriormente en el mismo banquillo de acusados mientras que el otro al que juzgo desde su visión y realidad interpreta y sentensia la mía a su propio criterio. Quién tiene la verdad?, creo que es la pregunta que muchas veces nos hacemos y a la cual no le damos aún respuesta "lógica", sin embargo, lo que realmente importa es algo muy sencillo: "mi libertad termina cuando comienza la libertad del otro", así mismo, mi realidad es mía, es propia y está influencia (NO DETERMINADA!!!!) por las realidades de quiénes me rodean, condenar o juzgar cuál es mejor o peor, cuál es buena o mala es una opción, pero cuando señalas a alguien con un dedo, fíjate bien, porque tres dedos te están señalando a ti.

Todo es cuestión de palabras, mentiras, verdades y realidades...sólo HAZTE CARGO de tu realidad, que de las demás, se ocuparán los demás.






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