martes, 24 de julio de 2018

Mi encuentro con el Perdón!

Esta mañana mientras me lavaba los dientes (me doy cuenta que los mayores momentos de conexión e inspiración son en el baño...¿les ha pasado a ustedes?), pensaba en el tema para escribir el día de hoy y uno de los cuáles a los que siempre me he sentido renuente, es este...hablar del PERDÓN.

No se porque me he sentido ajena, y porque cuando veo videos o charlas relacionados con el tema me generan una mirada de desprecio o de "ah!...nuevamente lo mismo", y creo que precisamente es ello, lo que me hace escribir del tema hoy. A la sombra, se le mira de frente y sin miedo!

Perdón es una palabra tan grande, a veces podríamos decir que profunda y compleja, y a veces tan leve y fácil, como el sólo hecho de tomar la decisión de hacerlo.

Muchas veces asociamos (esto para mi es un espejo maravilloso) el término perdón con algún concepto de religiosidad, pero la palabra en sí transciende el concepto propiamente dicho. Perdón, son seis letras que son la llave para trascender una experiencia. Son un portal que nos invita a salir del pasado y a conectarnos con el presente.

Cuando atravesamos una situación que ha sido dolorosa, que nos ha marcado, en la que no nos hemos sentido valorados, respetados, o todo lo contrario, en la que consideramos que nuestro accionar no debió ser de esa manera, solemos adoptar una posición cerrada en la misma. La interpretación que le demos estará en función de la emocionalidad que acompañe ese instante. Porque si, una vez que pasa, la experiencia se transforma en un instante, un sólo instante de nuestra vida, no la vida misma.

Nos perdemos en la in-capacidad de mirar lo vivido desde la vereda de enfrente, y permanecemos allí habitando un "eterno pasado" y negándonos la posibilidad de construir un futuro, porque nos perdemos de vivir el presente.

En este momento, vari@s pueden pensar, pero ¿cómo hago para salir de allí?. Y la respuesta es sencilla, sólo saliendo. Si yo te digo que tomes el lápiz que tengo en mi mano, ¿qué harías para tomarlo? Claramente, lo observas, estiras tu mano y lo agarras. Pero si te quedas pensando en cómo tomarlo, en si lo tomas ya o luego, en si lo agarras con una mano o con la otra, es decir, si te quedas en el "intento" de agarrarlo, no lo agarrarás nunca. Por eso, la única manera de no hacer algo, es que te quedes en el "intento" de hacerlo.

Perdonar no es un acto de amor. Porque no lo es. Perdonar es un acto de vida o muerte. Y no es que sea trágica o dramática, es sólo que si te pones a observar el mundo, tu país, tu ciudad, tu barrio, tu familia, aquellos que no perdonan se aíslan, se cierran, se apagan en vida, van muriendo lentamente, y dejan de existir en este aquí y en este ahora.

Conozco a muchas personas, que murieron hace mucho tiempo, y se han convertido en zombies. Y es cómico ver cómo se relacionan con el mundo, si no tienen la posibilidad de relacionarse consigo mismos. Viven en un vacío interior muy grande, y en una pesadilla sin fin, pues el sueño del planeta (como dirían los Toltecas) se convirtió en un infierno cuando decidieron cerrar la puerta al perdón.

Perdonar es un acto completamente personal. Y como tal, es respetable el hacerlo o no. El punto, es que a no ser que seas un hermitaño, si perdonas o no termina afectando a todos los seres humanos que te rodean. Vivimos en sociedad y las interacciones que sostenemos con los otros las hacemos a través de nuestro senti-pensar, así que como te trates a ti tratarás a los demás. El nivel de compasión y amor que tengas por ti, se reflejará en el nivel de compasión y amor que tengas por los demás.

Perdonar-te es un acto egoísta porque va directamente relacionado con tu importancia personal (como diría Juan Matus en los libros de Castañeda), ¿eres tan grande, poderoso e inmensamente importante para decidir si una situación o persona "merece" recibir tu aprobación o perdón? Si eso no es ego, no se qué más lo pueda ser. 

Por eso, a través de los años, he aprendido que la importancia que le doy a las situaciones o a los seres que pasaron por mi vida, determinan mi cercanía o distancia entre mi Ser y mi Máscara. Entre quien soy yo realmente y el ego que trata de hacerme creer lo que no soy.

Mi encuentro con el perdón se realiza hoy, al reconciliarme con esta palabra tan mágica que me enseña humildad y me anima a soltar todo mi equipaje para ir más ligera y así disfrutar de este viaje.

Eres responsable por tus emociones y tus sentimientos, no por lo que los demás sienten o piensen. En este sentido, es tu responsabilidad ser consciente de a quién le entregas el poder para invalidarte, humillarte y maltratarte. Y esto es aplicable a situaciones (o instantes en la inmensidad de la vida) o personas.

Mírate con otros ojos, mírate de nuevo y las veces que sean necesarias. Mírate al espejo y decide si deseas vivir en el pasado, o prefieres construir tu cielo en la tierra en función de tu presente. Lo que te lastimó ya fue, hace parte de tu pasado, de tu historia, y eres tu quien le otorga el poder (innecesario) de que se vuelva constante y repetitivo.

Deseo de todo corazón, que puedas soltar lo que te ata y no te deja volar, leva anclas y vete por el mar de tus sueños, que los mejores paisajes se observan si no le das la espalda al mar.

Recuerda siempre... ES TU VIDA Y ES TU CAMINO!

Jallalla jallalla


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